Dos tipos de cautiverio político afectan nuestra sociedad. Por un lado, aquel fruto del clientelismo político y que lleva a sectores de bajos ingresos a apoyar políticamente a la fuerza gobernante a cambio de dádivas que mitiguen su situación. Estos son los cautivos de abajo. Pero existe otro cautiverio y es aquel de sectores sociales medios y altos que apoyan electoralmente al gobierno, aun cuando íntimamente lo rechacen porque «solo el peronismo puede gobernar este país»: son los cautivos de arriba. Estos cautivos no reparan en la decadencia social que la Argentina ha experimentado en las últimas dos décadas y se resignan a la geografía instalada de pobreza, desigualdad, violencia, delito y corrupción.
En verdad, hoy no existe mayor preocupación en el país por lo que pueda suceder en la economía en el futuro pròximo: las perspectivas son buenas y mientras la virtuosa combinación de soja cara y clientes brasileros y chinos demandando nuestra producciòn continúe, nada hace suponer zozobras. Pero si la economía funciona y funcionará bien cualquiera sea el signo del futuro gobierno, ¿que significa que no hay otro que el peronismo para gobernar esta país?: refiere a que el delito y la violencia social no parece tener actores alternativos para ponerlos en caja. Y esto es sin duda paradojal teniendo en cuenta el nivel que ambos problemas alcanzaron en la actualidad.
La resignada aceptación de la primacía de los violentos, los corruptos, los mafiosos es sin duda triste. Implica que se ha perdido la esperanza de una sociedad con reglas de juego respetadas, corruptos castigados, mafias desarticuladas y delito reducido y controlado.
Pero es aquí donde reside el núcleo del problema político para el progresismo; debe convencer que es posible desmontar la sociedad sin orden y prepotente que una significativa parte de la población rechaza pero al mismo tiempo cree imposible de lograr. Este es el desafío que debe enfrentar si quiere triunfar en las próximas elecciones. Estas giraran en torno a la seguridad y el orden. Se debe convencer que hay voluntad de resolver el problema, que se sabe como hacerlo y que los costos de lograrlo serán compensados con creces con la mejor sociedad que deberá emerger.
Muy clarito, los de abajo no tienen otra, los de arriba se nutren, pero falta algo Aldo, es duro reconocerlo, pero no hay peor cosa que el desden, y nosotros hemos caido en eso. No participamos en las gremiales porque no estamos de acuerdo con la ley sindical, no nos involucramos en la tragedia de los nativos porque nos resultan ajenos, destratamos a los carenciados porque no lo somos, las villas nos dan sarpullido y no nos ponemos a pensar en su génesis, desarrollo y drama de ser víctimas de vecinos, punteros y discriminación de todo tipo.- Raúl se acercó con su ética de la solidaridad, pero no la hemos hecho parte de nuestra conducta.-
Sí Jorge. Somos sólidos en la defensa de las libertades pero débiles en la lucha por la igualdad. Gracias por tu comentario
Aldo, con las felicitaciones por la inauguración del Blog, dejo alguna reflexión sobre el punto, interesante, que me parece es el más importante. Creo que las ideas reformistas requieren de un ejercicio muy vigoroso de discusión categorial. Creo que sin discutir el tono, el modo en el que expresar los problemas de sociedades complejísimas como las nuestras no vamos a estar en condiciones de explorar algún intento de superación. Los partidos deben modernizarse, la democracia debe crecer y la cultura política incorporar algunas sensibilidades que hoy faltan. Es una tarea dificil, que seguro nos tendrá del mismo lado, pensando y haciendo cosas en conjunto.Te mando un enorme abrazo
Sin duda Gabriel, pero vale la pena. Así que a caminar juntos compañero. Y muchas gracias por tus cálidas palabras. Un abrazo
Buenas profesor, un espacio util para intercambiar opiniones. Aqui en Paraguay tambien hemos experimentado un proceso similar al que usted menciona; cuando el partido colorado sale del poder tras más de medio siglo se creia que la alianza (hoy en el poder) era la solucion a todos los problemas que el pais enfrentaba, pero hoy a mas de 2 años no vemos el cambio y peor aún, parece que no resulta conveniente para la mayoria cambiar porque hemos hecho d ela corrupcion, la violencia, la anomia un modo de vida «rentable». Es una pena!Un saludo
Gracias por tu aporte Carmiña y a no dudar que es duro cuando se defraudan esperanzas. Pero no debemos cejar en el esfuerzo de que nuestra gente viva mejor en una sociedad mejor. Con afecto
Estimado Aldo, simplemente quería hacer algunas acotaciones:
Difícilmente haya un país en el mundo que haya tenido un cambio tan significativo en los útlimos años como la Argentina. Eso se ve claramente en las cifras, crecimiento constante, drástica reducción de la desocupación, politicas sociales como la asignación por hijo que llegan a los más necesitados, crecimiento de la industria, récord de exportaciones, récord de reservas del Banco Central, récords de turismo interno, récord de venta de automóviles… y así podríamos seguir enumerando los resultados de una política de favorecimiento del mercado interno, sin descuidar el externo, con gran crecimiento de las exportaciones y un saldo positivo en la balanza comercial. La tan mentada «inseguridad», que todos queremos corregir y mejorar, se da a niveles muy inferiores a muchos países que los medios consideran como el ejemplo a seguir. Tal es el caso de Brasil, en donde el índice de criminalidad es 4 veces superior en porcentaje al nuestro. Quedan muchas cosas por hacer sin dudas, pero el camino está demostrado con los hechos, es el adecuado. Los dramáticos años de neoliberalismo, en donde los científicos eran condenados a «lavar los platos», por el ministro estrella de la convertibilidad, dejaron al país en llamas. Eso pasó hace muy poco tiempo y es magnfífico el resultado logrado en tan pocos años por nuestro gobierno. Desde ya agradezco esta tribuna de opinión, y le deseo el mayor de los éxitos con la misma, seguro de que será un aporte en el debate de ideas por un país mejor.
Atentamente
José Randazzo (nada que ver con el Ministro)
Hola José Luis y desde ya muchas gracias por tu aporte. Como decis han existido avances notables en el campo económico en estos años y también en el social con medidas como la extensión del sistema previsional y de las asignaciones familiares. Y también concuerdo en que es mucho lo que falta para que nuestra gente tenga asegurado un piso de vida digna en cuanto a lo material. Si bien hay países que tienen indices de delito muy altos, nuestra vida social se ha deteriorado y creo que en buena medida por la inexistencia de un Estado capaz de resolver muchos problemas cruciales que nos afectan. Si te interesa podes ver mis ideas en el post «El estado del Estado argentino» en este blog. Este no es un problema causado por el actual gobierno pero es una pena que no haya sido revertido en un etapa de fuerte crecimiento económico. Te envío un saludo cordial y espero que nuestros intercambios continúen
Acertado el comentario. Pienso que los candidatos además de «convencer que hay voluntad de resolver el problema, que se sabe como hacerlo» también tendrían que poder convencernos de que ellos no son socios de los delincuentes y corruptos que prometen derrotar.
Como mostró Javier Auyero en su texto sobre clientelismo político, el «cliente» de un plan asistencial tiene conciencia de ello, y pone en juego sus estrategias de supervivencia.
YO opino que el «cautivo de arriba» es peor que el «cautivo de … abajo», porque en general no es capaz de percibir su condición de cautivo.
Buen artículo. Poco condescendiente.
Saludos,
@1nuncasabe
Los cautivos de «más arriba», son un grupo presionado por las entregas de concesiones, el apriete fiscal de la AFIP, la incertidumbre del futuro,y de evitar la persecución política y el escrache Sindical.